• En un lugar de la mancha


    La sorpresa del Quijote

    Ante la avalancha de votos que ha habido en relación a mi pasada entrada en el blog titulada 'despistes monumentales' (leer aquí), tengo que comunicaros que el que ganó la apuesta fue el de la 'tabla de planchar', tanto en nuestra reunión de amigas (en donde casi nos echan del local por llorar de risa como descosidas, dicho sea de paso) como en votos vuestros, los cuales he agradecido muchísimo. Seguido por el despiste de nacer dos gemelas en dos poblaciones con cuarenta kilómetros de distancia (de aquella época).

    Ayer me llamó mi amiga autora del despiste y me dijo que soy una exagerada, pues ella ya notaba que llevaba algo raro por el ruido morrocotudo de ‘plas, plas, plas’ que hacía el chocar la tabla de planchar con sus patas plegadas, acostumbrada como estaba a escuchar sólo un ‘plin, plin, plin’ cuando lleva la sombrilla. El caso es que se fue a la playa con ella y ha ganado una cena. Que no se me queje ahora. Faltaría plus.

    Dicho lo anterior esta semana quiero, como lo han hecho tantos y tantos medios, rendir mi pequeño homenaje a Don Miguel de Cervantes Saavedra, soldado, novelista, poeta y dramaturgo, en el cuarto centenario de su muerte. Conocido como el manco de Lepanto, por lo visto no tenía nada de manco, ya que su mano izquierda no le fue amputada, eso sí perdió su movilidad a causa de un arcaburazo en dicha famosa batalla.

    De jovencita nos hicieron leer en el colegio su obra más famosa 'El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha' y a pesar de que me gustaba muchísimo, el libro que me prestaron estaba en tan malas condiciones y tan manoseado, que no me era grato leerlo pues me pasaba el día lavándome las manos pues estaba más que sucio, y en aquella época podían más otras diversiones, con lo cual fui leyendo lo suficiente para poder hacer un buen resumen el cual aprobé con nota. Pero siempre me quedó un no sé qué de remordimientos, bien justos pues después de la Biblia, es el libro más editado y traducido en el mundo mundial. Se dice pronto.

    Pasados los años volví a cogerlo y leerlo, la verdad es que me encantó y lo pasé pipa e incluso solté alguna carcajada, pues desmitificaba por completo la tradición caballeresca y tiene burlescos episodios memorables. Y es que Cervantes era un genio. Ahora me río cuando nos dijeron que teníamos que leer sus 'entremeses' y yo pensando que sería un libro de recetas de cocina. Menos mal que no lo pregunté en clase, cosa que era muy aficionada por aquellos entonces.

    Y teniendo un hermano que vivía en Alcalá de Henares, pude conocer la que según dicen es su casa natal, y también reírme con los despistes de otra hermana que nos enseñaba, cerca de la preciosa Plaza Cervantes de dicha villa, la pila de bautismo de 'Velázquez'. Cuando lo dijo nos quedamos el grupo calladitos, y al cabo de un buen rato y siendo de 'espoletas retardadas' le preguntamos cómo podía ser que habiendo nacido en Sevilla, lo bautizan a tantísimos kilómetros ante lo cual nos dijo que 'noooooooo tontos, que era la pila de bautismo de Cervantes' y se quedó tan pancha. Ahora que lo recuerdo seguro que fue ella la que puso Ceuta en lugar de Tetuán en nuestro lugar de nacimiento.

    Os reto a un concurso. Y sin hacer trampas. A ver si sabéis al menos tres líneas más de la famosa frase, 'En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme……', porque tanto emplearlo y tanto y resulta que cuando pregunto, ¿y cómo sigue?, sólo me lo supo decir una persona.

    Y para despedirme, el otro día me mandaron una estrofa del Quijote, que me encantó y que por supuesto no recordaba, pero da una idea de la mente que poseía tan ilustre personaje que perdurará para siempre, y que quiero compartirla con vosotros.

    Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobre todo la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia donde quiera que estén’.

    Miguel de Cervantes Saavedra

    Ah, sí los humanos hubiéramos puesto en práctica las sabias palabras aquí escritas otro gallo nos cantaría y seguro viviríamos todos más felices, sosegados y tranquilos. Pero eso es otra historia...



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