• ¿MasterChef o desastres culinarios?

    Masterchef
    Lo siento, tengo que confesarlo. Me da un poco de vergüenza pero al final he sucumbido. 

    He podido esquivar con sobresaliente los 'Sálvames', tanto normales como los de lujo. He ignorado para mi honor y pundonor, la ‘Isla de los famosos’. De los ‘Gran Hermanos’ sólo vi el primero y creo que han pasado muchísimooooos años desde entonces. Pero con ‘MasterChef’, tengo que reconocer que me he enganchado y lo veo todos los miércoles. 

    Y estoy muy rabiosa conmigo misma, de eso hace más de un mes. Y sigo tan rabiosa pues hace ya un año prometí a toda mi familia, que dejaba de ver ‘MasterChef’ por la simple razón del desencanto que puede sufrir una persona amante de la buena cocina, al darse cuenta de que el programa que sigue semana tras semana no es más que otro ‘reality’, única y exclusivamente para beneficio de un canal de televisión (en este caso ‘el nuestro’, algo que me consuela un poco por mi reincidente flaqueza) y para beneficio de los tres ‘chefs’ presentadores, que sacan pingues beneficios de tales programas.

    También, y tengo que confesarlo, en otro arranque de sinceridad supina, creo que las comidas con mi familia se volvían por mi parte los jueves ‘monotemáticas’ hablando de mis críticas, rabias e injusticias que habían acontecido la noche anterior en el programa de marras. Menos mal que en casa son educaditos y me escuchan con atención y hasta me comentan… ‘yo no lo ví’…. ‘bueno…’, ‘ya sabes…. la audiencia…’, y no me han recordado en ningún momento la promesa del año anterior. O tienen una malísima memoria o me quieren un montón. 

    Pero es que la cosa tiene su miga. Nos venden un programa donde se supone que al mismo tiempo que transcurre, a los concursantes ‘les van a dar un curso de especialización en la materia culinaria dirigido por el mejor centro culinario de aprendizaje que hoy por hoy hay en toda España’.

    Resulta que es al revés, van como los cangrejos, cada día peor, ya que transcurren los programas y los concursantes, no sólo no saben hacer una simple tortilla de patatas o una mísera ensalada de arroz salvaje, sino que en un programa de la final de las finales, destrozan varias piezas de solomillo cortándolos por donde les viene en gana, o sacrifican unos rodaballos que quitan el hipo. ¿Qué les enseñan, me pregunto yo?.

    Eso sí, he visto concursantes que dan mucho juego. Y aquí está el ‘quid de la cuestión’. No vale en este concurso quien mejor cocine, vale quién mejor juego dé para su propio ‘reality’. De este modo, tanto Jordi, Samantha como Pepe pueden después hacer su ‘agosto’ vendiendo sus programas ‘on line’, hacer propaganda descarada de sus libros, viajar por todo el país cobrando sus ‘master clases’ o simplemente por su bonita estampa. Y por no hablar de los niños que van como locos a sus campamentos de verano, ignorando el precio que cuestan, o lo que seguirán sacando y exprimiendo el jugo a tan suculenta audiencia.

    El colmo fue la semana pasada cuando en la prueba de exteriores, los concursantes visitaron Puerto Portals. Únicamente valió la pena unos impresionantes planos aéreos de dicho puerto, pues los platos mallorquines que tuvieron que cocinar fueron una auténtica porquería. 

    Y eso que estaba la ganadora mallorquina de ‘MasterChef’ que creo que se llamaba Vicky Pulgarín, que ni supo ni quiso aconsejarles bien. Así que para una coca de trampó, frieron la verdura y después la pusieron en la masa. Salió un mazacote incomible. 

    Para el ‘frit mallorquí’ blanquearon los ingredientes y se olvidaron de ponerle patata, y para las ‘sopes mallorquines’ obviaron que se sirven secas y las pusieron con caldo y en plato sopero.

    ¿Quién les tenía que aconsejar o enseñar?.

    ¿Para eso, Samantha Vállejo-Nájera pasa temporadas en Mallorca? ¿Para eso Jordi Cruz viene cada tres por cuatro a cobrar por su presencia en la Isla? No lo puedo entender.

    El caso es que si entre los lectores de mi blog, hay alguno que sea muy fotogénico, huérfano de madre, padre, o ambos y además lo repita en programa sí y otro también, sea gemelo de esos que no podéis pasar ni una semana uno sin el otro, y lloráis y sufrís con cara de cordero degollado cuando a vuestro gemel@ lo están valorando, o sois una o un abuelo con gracia, saleroso y simpaticón, o malos con encanto, simplones pero buenorros, y estáis en el paro y os queréis pasar tres o cuatro meses en ‘MasterChef’, por favor apuntaros aunque no sepáis ni cocer un huevo ni menos hacer una simple omelette…. Eso no importa. 

    Si ‘dais imagen y a la audiencia les gustais’, tanto Jordi como Samantha como Pepe os salvarán del apuro hasta que no ya no puedan más y la cosa ‘cante por sí sola’. 

    Mientras tanto, saldréis en la tele, ganaréis cada semana un sueldecito, viajareis por todo el litoral de nuestro bonito país, y encima hasta podréis hacer ‘amigos para siempre’ como la conocida y bonita canción. 

    Además si tenéis un carisma arrollador igual podéis llegar a ganar suculentos euros, y pasar a cocinar en las mejores cocinas que os podáis imaginar.

    No lo dudéis. Después de tragarme también algún capítulo del MasterChef italiano y el australiano, os puedo prometer y prometo que da vergüenza ajena la cantidad de plumero que se le ve al nuestro. 

    A falta de un solo programa no he visto más que uno o dos platos que se salvaran de estar ‘pasables’. 

    En fin, como sarna con gusto no pica, estoy ansiosa por saber este miércoles quien será el ganador de este reality, que nada tiene que ver con las cualidades culinarias sino con el ‘enganche’ que puedan dar sus concursantes.

    Me temo que el jueves a mediodía en casa ‘ahuecaran el ala’ con cualquier débil excusa, e igual me tengo que quedar sin poder despotricar de este mi querido y odiado gran programa televisivo en mis ya tradicionales monólogos de la hora de comer. Hay que ver…..






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