• Despistes de verano


    1ª Anécdota.

    Te vas de viaje con una amiga y al pasar el control, le digo, (viéndola tan tranquila), que se acuerde de quitarse el collar y el foulard.  Y se los quita.

    Pero de repente, como iba yo antes que ella, espero que pase por el arco ese que casi siempre pita, y me quedo patidifusa: intenta pasarlo tan pancha y tan tranquila ‘con la maleta, el sombrero, los zapatos con cuña, reloj, etc... ’ y en la bandejita sólo deja lo que le he dicho. 

    Los policías cuando oyeron los pitidos (pues no esperó a que le dijeran que pasara) y la vieron, se quedaron con los ojos como platos ya que mi amiga no es ninguna ancianita de esas que hay que ayudarlas y que al viajar se despistan y que 'ven un lindo gatito'.  Es una chica lozana y muy vistosa.

    Encima me medio regañó al decirme: ‘Tú sólo me dijiste el collar y el pañuelo’.

    Menos mal que no le dije que se metiera en la cinta transportadora pues igual lo hace.  Seguro.

    No paré de reírme en todo el trayecto de avión, (ella un poquito también). Así se me fue por completo el canguelis que me da cada vez que viajo en avión.

    Menos mal que mi amiga ha viajado tropecientas mil veces en su vida, pues si no, no me quedaría más remedio por el cariño que la tengo, que viajar siempre con ella.




    2ª Anécdota.

    En una escapada a Valencia de cuatro días hago reserva de habitación para otra amiga y para mi pues allí nos esperaban unos amigos y familia de ella para hacernos de anfitriones y llevarnos a varios sitios que nos apetecían mucho. (Y de paso comer una paella un día y al siguiente una fideua, las mejores de mi vida).

    Cuando reservo me equivoco pues me sale en el correo de internet, que he reservado una habitación de ‘escapada romántica’, con cama king size y botella de champagne de bienvenida, además de desayuno romántico en el hotel en esquina con vistas.

    Llamo al hotel y les explico que no, que no quiero ‘escapada romántica’ y me dicen que es una pena pues a todas las parejas les encanta y disfrutan mucho.  Y le explico que ‘de momento’…no soy pareja de mi amiga.

    Lo entienden, se ríe mogollón la recepcionista de mi manera de contarlo, y al final opto por coger dos habitaciones más sencillas.

    Cuando llegamos me reconocen enseguida pues al reservar la segunda habitación se anuló la primera por lo que tuve que volver a llamar.  (Me sé el nombre de toda la recepción completa). Y nos dan dos habitaciones contiguas.

    Mi amiga se olvida la pasta de dientes y viene a mi habitación a pedirme.  Le doy un poco (pues normalmente no se lleva más que un tubito) pero cuando vuelve a su habitación había dejado la puerta cerrada con la llave dentro.

    Va abajo a pedir nueva llave.

    Al cabo de un cuarto de hora vuelve a mi habitación para ver si le explico cómo funciona el mando de la tele.  Voy a su cuarto y se da cuenta de que ha vuelto a dejar, ahora las dos llaves dentro y la puerta otra vez se le ha cerrado.  Y con toda la vergüenza del mundo dice que vuelve a bajar.
    En ese momento le digo que en recepción le van a decir:

     ‘Miren señoras, a ver si se aclaran y digan la verdad: no sabemos por qué han anulado la escapada romántica, pues se pasa usted todo el rato en la habitación de su amiga, y encima se hubieran beneficiado de una botella de champagne y un desayuno gratis con vistas’.  

    No se lo dijeron evidentemente y fueron por lo visto muy amables y que bajara las veces que le pasara lo mismo…..

    La vergüenza que pasé fue grande, pero la risa de pensar lo que pensarían en recepción, eso fue mayúsculo.

    (Tengo que decir que no disfruté de la escapada romántica del hotel, pero viendo en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el Oceanográfico; visitando la Albufera con parada en medio para disfrutar del silencio que allí hay; y las demás visitas, fue muchísimo mejor que cualquier oferta que me ofreciera el estupendo hotel en donde estuvimos)




    3ª Anécdota.

    Nos llevan a ver la Albufera, en este caso el conductor un hermano de mi amiga y su mujer (los dos para comérselos de encantadores que fueron conmigo).  Nosotras íbamos en el asiento de atrás,  y cuando llegamos, y viendo que lucía un día maravilloso, voy a sacar mis gafas de sol, y mi amiga me dice: ‘No Mila, esta vez pago yo y saca un billete del monedero’.

    De la risa, su hermano le dice que por esta vez no nos cobra pues se había olvidado bajar el taxímetro, pero que a la vuelta se lo recordemos.  Los cuatro por supuesto aprovechamos para ensanchar nuestros pulmones con el despiste de mi querida amiga.

    ¿Se nota que ninguna tenemos carnet de conducir y vamos muchas veces en taxi y nos peleamos por pagar?



    4ª Anédcota.

    En un trayecto a Madrid, este verano, cojo por primera vez la compañía Ryanair, y todo perfecto.  Me quedo dormida medio trayecto (a pesar de las idas y venidas y la propaganda continua de dicha compañía low cost), hasta que el avión aterriza con un ‘cataplón chimpón y medio pasaje dando un salto’ de la brusquedad del tren de aterrizaje al tomar tierra. 

    Una señora que iba en el asiento de delante justo en medio le dice a un chico que tenía a su izquierda (muy guapetón por cierto) con el que no había parado de hablar y que por lo visto no conocía (lo sé pues hablaban muy alto) que vaya birria de piloto, que cuando ella era más joven salió con varios pilotos y todos bebían mucho , como cosacos, y estaban medio chalados, que no sabía cómo podían pilotar….y así más lindezas de ese tipo. 

    Se ve que el chico la miraba raro, tanto que la señora en cuestión le pregunta ¿No será usted piloto?

    Asintió con la cabeza y dijo ‘SÍ’.  Las disculpas de la señora duraron hasta que la perdimos de vista.



    Y ha habido muchísimos más despistes, anécdotas, risas y demás, pero los dejaremos para otra ocasión para no cansaros.

    Espero que hayáis pasado un buenísimo verano.  A pesar del calor, ese que todavía no nos quiere abandonar.

    Os mando algunas fotos que he hecho este verano en diferentes lugares.



    (foto en el Oceanográfico de Valencia)



    (tiburón pasando por encima de mi cabeza
    Oceanográfico de Valencia)


    (no pude como tantos resistir hacerme esta foto en esta bella concha)

    (Barraca de La Albufera)


    (noche de pintxos madrileños)


    (puesta de sol desde mi habitación del hotel mallorquín)


    (mis mejores baños de este verano: rocas y playa
    con mi familia y amigos en Mallorca)


    (Y la última.  Impresionante entrar en la sala del Ártico
    del Oceanográfico de la Ciudad de las Artes
    y las Ciencias de Valencia.
    Todo lo que pueda expresar es poco)
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