En el año 2.009 se produjo un cambio en los uniformes del Cuerpo Nacional de Policía para las temporadas estivales.
Antiguamente los agentes en verano llevaban una camisa oscura. Después se procedió al cambio de prenda por el de un polo también oscuro, pero de manga larga. La ventaja del polo es que el tejido es mucho más fresco, lava mejor y encima no hay que plancharlo.
Pero seguíamos con el problema del calor en verano. Así que los pobres usuarios se pasaban todo el día arremangándose las mangas con el consiguiente desajuste de que algunos le daban dos vueltas a las mangas, otros tres, y estéticamente quedaba muy raro.
Así que se decidió sustituirlo por uno de manga corta. Asunto resuelto. Todos llevarían el polo a la misma altura.
Pero no todo fueron ventajas, pues ha habido quejas del intenso color azul elegido que les lleva en los días tórridos a una sensación de calor mucho más agobiante. Y lo que es peor, la calidad de la textura de los polos deja mucho que desear. Ya pueden intentar lavarlos con ‘persil’, con ‘omo’ o con el que protege mejor las prendas, que no hay tu tía, duran impecables ‘dos días con antesdeayer’, o lo que es lo mismo, después de dos lavados pierden todo su esplendor.
Pero con independencia de estos efectos secundarios del ‘tejido polar’, hay otro problema que ha suscitado risas y comidillas entre algunos miembros de dicho Cuerpo, por el uso que algunos policías le están dando a la prenda en cuestión.
Y más concretamente en el grupo de las Unidades de Intervención Especial, que por las funciones especiales que desarrollan, suelen ser los más corpulentos y musculados. Y en donde la nueva prenda ha causado sensación. Sobre todo en los usuarios de gimnasio diarios y los que llevan unas dietas específicas consistentes en crear músculo a toda costa. Resulta que algunos los llevan tan, pero tan ajustados, con tallas mucho más inferiores a las que realmente les correspondería, que parece que van a rajarse de un momento a otro con cualquier movimiento, tipo Popeye después de una ingesta de una lata de espinacas.
Ello ha generado que los mandos de U.I.P. de la Jefatura Superior de Policía Nacional de Castilla y León, viendo que el polo de manga corta del uniforme estival está siendo utilizado por algunos funcionarios del Cuerpo para marcar musculaturas, hayan tomado la determinación de colocar en los tablones de anuncios una circular que dice textualmente:
‘Se recuerda: el polo de nuevo uso NO es una prenda de USO AJUSTADO y le podrá ser pedido explicación a quien la lleva excesivamente ceñido. La responsabilidad será individual de quien lo lleve de esta manera’.
Como comprenderéis aquí hay un tema de saber una cosa: cómo se puede calcular con exactitud la talla que corresponde a cada uno. Porque yo no lo veo tan fácil. Habrá alguno todo lo musculoso que sea, pero caídito de hombros (nadie es perfecto) y habrá otro muy pero que muy cuadrado pero con menos musculatura (que se cuide pero que no sea un esclavo del gimnasio).
Cuando yo era una escolar, las monjas lo tenían muy claro y no había vuelta de hoja para saber el largo del uniforme y no provocar que fuéramos descocadas. Con arrodillarse en el suelo bastaba. De allí no te librabas. El uniforme tenía que rozar el suelo y si no llegaba al suelo la solución era implacable.
A mi hermana gemela y a mí en una ocasión y después de hacernos arrodillar y no precisamente en horario de misa o rosario, nos mandaron ese misma día a casa con una notita, concretamente dirigida a mi madre, con la indicación que había que alargar tres centímetros el uniforme para el día siguiente.
Recuerdo todavía como si lo estuviera viendo, a mi madre alargarnos esa misma noche el uniforme a las dos. Y eso que el uniforme era de tablitas pequeñitas, lo que complicaba muchísimo, pero muchísimo la labor. Y sin que ella supiera que la escuchábamos, haber oído de su boca algún improperio hacia la orden de las monjitas en donde cursábamos nuestros estudios y por lo que sé le dieron las tantas de la madrugada cumpliendo tal tajante e importante orden.
Y es que no era ningún problema de mala fe por parte de mi madre y por parte nuestra menos; simplemente habíamos dado un estirón en ese curso, cosa normal a según qué edades.
Y ahora que he leído la noticia, pienso que yo jamás me he fijado en los cuerpos de los Policías como cuerpos en sí, sino como en el Cuerpo con mayúsculas. Siempre han sido unas personas a las que admiro y en las que confío plenamente y a las que podemos acudir para que nos resuelvan los problemas que por desgracia suelen ocurrir a diario.
A mí que marquen músculo o no, la verdad es que no me importa lo más mínimo, pero la verdad es que la noticia ha tenido su miga y ha salido en todos los medios. Espero que no se metan si a alguno se le marca la tripita o la triponcia, pues eso y os lo digo por experiencia, sí que tiene soluciones mucho más duras… y no duras de musculatura precisamente.