• Tres días en las Rías Baixas

    Castillo de Monreal en Bayona

    Este pasado mes de julio he estado junto a unos amigos pasando tres días en las Rías Baixas. La base, es decir el hotel donde estábamos alojados, estaba en la localidad de ‘Sanxenxo’ con preciosas vistas a su ‘Playa del Silgar’.

    Primer día

    Salimos de Palma hacia Santiago de Compostela un martes muy puntuales y allí recogimos el coche que habíamos alquilado con antelación.

    Antes de dirigirnos a Sanxenxo nos habían recomendado la visita a un Pazo, concretamente al ‘Pazo de la Oca’ y realmente no nos arrepentimos en absoluto de haber estado dos horas paseando por el mismo.

    El Pazo de la Oca en Sanxenxo

    El Pazo de la Oca es un pazo señorial perteneciente al Municipio de ‘La Estrada’. Actualmente pertenece a los Duques de Medinacelli y se le conoce como ‘el Versalles Gallego’.

    El origen del Pazo se sitúa en el siglo XIII, aunque los edificios actuales pertenecen al XVIII. Es de estilo barroco. No se puede visitar más que las zonas de jardines, Fuentes, la Era y Estanques. Incluso así vale la pena hacerlo a conciencia.

    Me llamó mucho la atención sus Fuentes, con su magistral conducción de agua y quizás la más original, que no la más bonita, para mí es la ‘Fuente de la Mona’.

    Fuente de la Mona en el Pazo de la Oca

    Los estanques son una preciosidad, con ocas y cisnes blancos y negros separados, unos en el estanque de arriba y los otros en el de abajo, y con plantaciones de limones alrededor.

    Estanque del Pazo de la Oca

    También ‘el Bosquecillo’ y ‘el lavadero’ merecen una parada obligada.   Como veis en las fotos los jardines del Pazo están muy cuidados.

    El Bosquecillo en el Pazo de la Oca

    El Bosquecillo en el Pazo de la Oca

    El Lavadero en el Pazo de la Oca

    La visita nos encantó y además creo que junto con otra pareja fuimos ese día los únicos visitantes, lo que hizo que fuera muy relajante y excepcional.

    Una vez a la salida del Pazo, tocaba picar algo antes de llegar a nuestro destino. Nos habían dicho que la zona de ‘A Estrada’ tenía una ruta gastronómica muy interesante pues dicha comarca disfruta tanto de montañas como de valles fluviales para su materia prima.

    Nos paramos a ojo de buen cubero en un restaurante muy popular donde la verdad disfrutamos tanto de productos de carne como de pescado y a un buen precio.

    Ahora ya tocaba llegar al hotel. Nos instalamos descansamos y queríamos conocer Sanxenxo.
    Qué mejor que recorrer su playa más cercana, sus jardines de al lado del hotel y su puerto!.

    playa del Silgar en Sanxenxo

    Así que nos dirigimos con zapato cómodo a patearnos toda la playa del Silgar y alrededores. La playa, que en la foto parece larguísima, la recorrimos en un cuarto de hora y después estuvimos dando una vuelta larga por su puerto hasta llegar al faro. Valió la pena pues el sol se estaba poniendo y la luz era preciosa.

    Terminamos cenando en el puerto en un restaurante de pescado de calidad excelente y un personal amabilísimo e hicimos el camino al revés.  Contrastaba a la ida la playa llena de gente bañándose o simplemente charlando o descansando, y a la vuelta ya estaba sin nadie con una arena finísima y el mar en calma total.

    Vistas nocturnas del puerto de Sanxenxo

    Segundo día

    Después de un excelente desayuno en el hotel en una sala con vistas extraordinarias, nos dirigimos hacia ‘Cambados’, pues queríamos además de conocer esta bonita población, visitar la ‘Ría de Arosa’, ‘O Grove’ y ‘La Isla de la Toja’.

    Vistas desde el hotel de la playa de Silgar

    El tiempo nos seguía acompañando con una excelente temperatura y un cielo que tendía a despejarse.

    Cambados se encuentra en la ‘Comarca del Sainés’.

    Cambados

    Lo primero que hicimos al aparcar en Cambados, es visitar las ‘Ruinas de Santa Mariña de Dozo’.

    Es como entrar en otra época distinta, nada más llegar te encuentras con las sepulturas del cementerio y al fondo las ruinas de lo que fue en su día la Iglesia, es increíble (incluso dentro de la Iglesia hay algunas tumbas en el suelo). Parece que el entorno está hecho a propósito y que si se restaurara se estropearía todo su encanto y magia.

    Ruinas de Santa Mariña de Dozo

    También nos llamó la atención en las tumbas la cantidad de flores frescas que había. Vimos entrar a unas cuantas personas con flores para depositarlas allí.

    Después de esta interesante y particular visita nos dirigimos a ver Cambados y recorrer sus calles.

    Cambados

    Nos adentramos en su mercado que estaba lleno de pescados y mariscos. Nos paramos a contemplar y charlar con la autora de unos panes inmensos, que dado su tamaño estoy segura de que incluso hasta a la familia Von Trapp les serviría para una semana: impresionantes. El bacalao, de todos los precios y maneras con un aspectazo espectacular. Aprovechamos allí mismo para comprar lotería de Navidad. Nunca se sabe ;)

    Volvimos a coger el coche después de recorrernos todo el casco antiguo y nos dirigimos a la preciosa ‘Ría de Arosa’, la mayor de las rías de Galicia. Tiene numerosas islas e islotes destacando ‘la Isla de Arosa’ y la preciosa de ‘La Toja’.

    En dicha Ría desembocan dos ríos, el ‘Ulla’ en su cabecera y el ‘Umia’ en la ensenada que forma la Península de ‘El Grove’ con la costa de Cambados.

    Había que pasar por El Grove y así hicimos todo el periplo esta vez en coche, haciendo una parada obligada para admirar las decenas de bateas que conforman un paisaje muy bonito.

    Bateas de El Grove

    De allí un alto en el camino para repostar el estómago. Esta vez tocaba en dicha localidad de O Grove en un restaurante recomendado por un mallorquín amigo y allí descansamos para irnos directos a la Isla de la Toja.

    Cuando entramos en la isla nuestra idea era irnos directamente al Gran Hotel La Toja y allí tomarnos nuestro cafetito. La visita que tenía que ser de un ratito se convirtió en varias horas debido a la maravilla de poder estar sentados en un lugar tan privilegiado, con esas vistas espectaculares y la calma y quietud del hotel que conserva todo su esplendor. 

    Gran Hotel La Toja

     Unas horas de sosiego y tranquilidad con una buenísima compañía. ¿Qué más se puede pedir?

    Vistas desde el Gran Hotel La Toja

    Otra vez el coche y hacia Sanxenxo pero esta vez bordeando el mar por la carretera de la costa, lo que nos permitió ver de lejos playas preciosas y puntas de costa increíbles. 

    En una de esas playas hicimos un alto en el camino en un lugar donde se encuentra una iglesia románica en un enclave impresionante: ‘La Ermita de Lanzada’, allí se pueden contemplar las bonitas playas del Arenal de la Lanzada, e incluso como hicieron tres amigos nuestros bañarse justo en la playa que hay abajo, accediendo a través de unas escaleritas, y donde nos imaginábamos que el agua estaba helada. Nos dijeron que no, pues esa playa está protegida del viento y el agua se había ido calentando todo el día. Pero yo por si acaso con el viento que hacía me quedé en ‘secano’. Mientras os muestro la foto que hice de cómo estaba la playa en ese momento.

    Playas del Arenal de la Lanzada

    La ermita también una preciosidad pues además de sus vistas excepcionales está muy bien cuidada. 

    Creo que desde mi punto de vista quizás un poco retocada en exceso. Detrás de su altar en un pasadizo semicircular hay un cartel que reza una leyenda que si pasas tres veces y barres ese trozo (había dos escobas), vuelves a visitarla. Lo hicimos, cosa que no le hizo mucha gracia al guardés que tenía su chaqueta colgada justo encima de una de las escobas, pero nosotras obedientes como somos quisimos cumplir con la tradición.

    La Ermita de Lanzada

    Una buena ducha en el hotel y una salidita corta para picar algo pues al día siguiente queríamos ver Bayona y llegar a la desembocadura del Miño. A todos nos apetecía muchísimo.  También allí hay una ruta románica, pero en esta ocasión el tiempo seguramente no nos daría para más.

    Tercer día 

    Tocaba una excursión larga ya que queríamos rematarla en Pontevedra, ciudad en la cual una componente del grupo se había alojado un año antes en su parador y nos dijo que valía la pena por supuesto visitarlo.

    Llegamos a Bayona, localidad que en marzo de 1493 tuvo el honor de que arribara a sus costas Martín Alonso Pinzón con su carabela ‘La Pinta’ y por lo tanto se convirtió esta villa en la primera de Europa que supo la noticia del descubrimiento del Nuevo Mundo.

    Para festejar tal importantísimo hecho histórico, cada primer fin de semana de marzo se celebra la fiesta llamada ‘La Arribada’.

    Bayona tiene una fachada marítima impresionante y la vista desde sus murallas nos encantó.

    Bayona

    Aprovechamos para hacer una parada (para mi habitual coca cola light de todos los días….) en el Castillo de Monterreal hoy convertido en Parador Nacional. La verdad es que es un sitio muy agradable que conserva su anterior carácter.

    Castillo de Monterreal en Bayona

    Una hora después cogíamos de nuevo la carretera que bordea el mar y nos fuimos a ‘A Guarda’. Este municipio se comunica con Portugal por la frontera natural del Río Miño.

    Nuestra idea era caminar largo y tendido a través de sus dos playas más significativas llamadas ‘O Muiño’ y ‘Lamiña’, una a continuación de la otra. Tienen la gran particularidad ambas que cuando la marea sube el agua es salada y cuando baja es dulce. Esta dualidad es por la confluencia del Océano Atlántico en su desembocadura.

    Playas de O Muiño y Lamiña en A Guarda

    Me pareció un paseo extraordinario y no me fui de allí sin meterme en la desembocadura. Eso sí, sólo las piernas pues precisamente ese día no llevaba bañador. ‘La dichosa Ley de Murphy’….. Pero sus aguas estaban dulces…de eso sí puedo dar fe y cogí un montón de conchitas muy diferentes a las que tenemos en Mallorca.

    Después de ello teníamos que dirigirnos de nuevo al norte, a una hora de camino hacia Pontevedra.

    En las afueras teníamos reservada mesa en un restaurante recomendado por un mallorquín gran conocedor y amante de la gastronomía gallega. La verdad es que la comida fue además de en un lugar de una gran categoría y originalidad. Valió la pena la reserva sin duda.

    Y ahora ya nos quedaba conocer el casco antiguo de Pontevedra. Teresa, nuestra compañera de viaje, nos hizo de estupenda cicerona y pudimos apreciar que la ciudad posee un casco histórico muy bonito y que es muy agradable y placentero pasear por sus callejuelas y plazas.

    Tiene fama de ser uno de los cascos antiguos mejor preservados de España y su peatonalización total hace que recorrer sus calles, sea como he dicho antes de obligada visita.

    Casco antiguo de Pontevedra

    Nos paramos un buen rato en el Templo de Santa María Grande, preciosa Iglesia construida en el siglo XVI de estilo ‘gótico renacentista’, con algunas esculturas soberbias y un frontal también muy bonito, y en las Ruinas de Santo Domingo del siglo XIV .

    Templo de Santa María Grande

    Para finalizar visitamos el Parador donde estuvo hospedada nuestra querida compañera de viaje.

    Parador en Pontevedra

    Me ha llamado mucho la atención Pontevedra, ya que yo sólo conocía A Coruña y Lugo, ya de eso hace muchos años, y volver a darme cuenta de la gran amabilidad de la gente gallega. Siempre dispuestos a ayudarte en lo que sea y su cordialidad y educación. Tanto en los establecimientos hoteleros, como por las calles, por los pueblos en el Pazo, etc. Es algo que hace que el viaje sea aún si cabe más agradable.

    No podíamos terminar nuestro viaje sin aprovechar a la vuelta en el hotel, su famoso Talaso Spa. Allí nos fuimos todos con nuestros 'gorritos antilujuria de baño' a probar las instalaciones. Yo no soy muy de spas pero éste me encantó por lo espacioso que es. El baño final en la bañera helada me dejó como nueva. Fue una experiencia ‘a seis’ muy pero que muy divertida.

    Spa del Gran Talaso Hotel Sanxenxo

    Rematamos el día con una cena desde una de las preciosas terrazas del hotel con muchas risas y recordando los buenos momentos pasados juntos.

    Vistas desde la terraza del hotel

    Al día siguiente había que madrugar y de vuelta a nuestra querida Mallorca.

    Visitas

    El Pazo de la Oca (ver más información aquí). A Estrada. Pontevedra.

    Los jardines abren todos los días de la semana. En Invierno (de noviembre a marzo) de 9 a 18.30 horas y en Verano (de abril a octubre) de 9 a 20.30 horas.

    Entrada individual: 6 euros. Entrada grupo: 4 euros.

    El Pazo de la Oca

    Alojamiento

    Gran Talaso Hotel Sanxenxo (ver más información aquí), hotel de 4 estrellas situado en C/ Orense 24, Sanxenxo.

    Indudablemente lo recomendaría a cualquiera que quiera conocer la zona de las Rías Baixas ya que se encuentra a mitad de camino de todo y sus vistas son muy bonitas. Desayuno espléndido. Habitaciones con cama grande y cómoda, limpísimo y amabilidad total. Por supuestos alojarse en habitación con vistas al mar.  La nuestra era de las más sencillas del hotel, pero eso sí la quisimos con vistas.

    Gran Talaso Hotel Sanxenxo

    Restaurantes

    Restaurante Carmen (ver aquí). Praia dos barcos 2, Sanxenxo.

    Situado al final de la Playa del Salgar en Sanxenxo y en frente de su puerto. Muy buena calidad y atención a muy buen precio.

    Restaurante D’Berto (ver aquí). Teniente Dominguez 84, O Grove.

    Un buenísimo restaurante de pescados y mariscos. Sus almejas las mejores que he tomado en mucho tiempo. Todo el pescado lo puedes apreciar desde la pecera y el servicio muy bien.

    Restaurante Solla (ver aquí). Avda Sineiro 7, San Salvador de Poio, Pontevedra.

    Este restaurante es un deleite para los sentidos. Desde que te sientas en la mesa de su precioso espacio hasta que te vas, disfrutas cada momento y no dejan de sorprenderte la presentación de sus platos (verdaderas obras de arte) como su calidad. Impresionante.

    Para empezar nos obsequiaron con una delicadeza de la casa que nos pusieron antes de comer, una tabla con aceitunas rellenas de queso, fajita de nabo y pescado, y palito de jugo de carne.

    Entrante obsequio de la casa

    De plato principal elegí el bogavante con pollo y sopa de ajo blanco, que me pareció sublime.

    Bogavante y pollo con sopa de ajoblanco

    Y para el postre un soufflé que sería un pecado no probarlo. Extraordinario.

    Foto cortesía de casa solla

    Como colofón nos ofrecieron una 'escenificación de chocolates' variados en sabores y texturas, preparándolos en la mesa sobre un lienzo blanco, de chocolate, coco y curry, un espectáculo.

    resultado de la escenificación de chocolates

    Al frente del mismo Pepe Solla, con una estrella Michelín. Una persona que nos atendió con una gran amabilidad y que se le nota un gran buscador del perfeccionamiento en su cocina, siguiendo la tradicción de su tierra, algo que a mí particularmente me encanta. Fue un auténtico placer conocerlo.

    Imprescindibles

    Hacer un alto en los Paradores de la Toja, de Bayona y de Pontevedra. Es una gran excusa para un buen descanso para los pies fatigados.

    Y esto es lo que dieron de sí tres días y cuatro noches. Ha sido para mí una escapada preciosa, viendo sitios muy bonitos y diferentes a lo que estamos acostumbrados en nuestra maravillosa isla y todo ello por primera vez y con una compañía excepcional. Un auténtico lujo. ¡Habrá que repetirlo!




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