Hace ya días, saltó la noticia en algunos medios que en una discoteca de Barcelona publicitaban, con grandes carteles, una oferta dirigida exclusivamente ‘a las mujeres que no tienen marido’.
La sala ofrecía todos los sábados de febrero a ‘dichas mujeres’, el premio de copa gratis y cien euros, si acudían sin bragas.
Me quedé perpleja e indignada con tal noticia, además de preguntarme el método que emplearían para saber si las chicas iban con o sin bragas: ¿Les levantaban la falda?, ¿Las miraban por debajo con el espejito ese que miran los especialistas por si hay alguna bomba debajo de un coche?, ¿Y la que lleve pantalones, se los harán bajar?.
Mejor no preguntárselo pues en este antro, llevan a la mujer a la altura de ‘ganado’, y lo más triste es que habrá algunas que con tal, ya no de una copa gratis, eso espero, sino por los cien euros (que en los tiempos que corren y con las necesidades que hay, son más que bienvenidos) caerán en ello.
Cuando era yo jovencita, a los chicos de nuestras pandillas, les daba una rabia horrible que en las entradas de las discotecas a nosotras nos dejaran pasar libremente y a ellos, salvo los ‘enchufados’ les hacían pagar la entrada. Y la verdad es que tenían toda la razón del mundo. Pero los dueños de las discos sabían que así tenían asegurada la entrada de más mozos, si en la disco había un montón de chicas. Y era una discriminación, por una vez, a ‘nuestro favor’, y por lo tanto, bienvenida estaba, a pesar de ser injustísima.
Y qué me decís del programa de Bertín Osborne que no sé cómo se llama pues ha cambiado de nombre en dos ocasiones, pero es algo así como ‘tu casa es la mía’, en donde el otro día invitó a un cantante llamado Miguel Poveda, y cuando lo llevó junto con otro invitado (creo que era Albert Rivera) a la cocina y le puso el delantal, le dijo textualmente: Después cuando llegues a casa se lo regalas a tu novia.
Aquí ya me indigné, pues ya sabéis que no soy de las que hagan distinciones entre hombres y mujeres en cuestiones tontas. Pero me pregunté, ¿y por qué se lo tiene que regalar a su novia? ¿Y por qué no se lo queda él y cocina para ella?.
Tengo dos grandes amigas, Pilar y Rosa, que tienen la gran suerte de que en su casa quien cocina son sus maridos. Y lo hacen tan felices, tan panchos y encima les cocinan ‘bajo en grasa’ cuando están a régimen.
Qué envida….tan sana……. bueno aquí lo de ‘tan sana’ no sé….no sé…. si me tendré que confesar….. Así que el delantal de Bertín les vendría muy bien a ellos, no a ‘ellas’.
Qué triste que para algunos trogloditas, de nada haya servido la lucha de tantas y tantas mujeres, como por ejemplo Concepción Arenal, una de las primeras mujeres que accedió a la Universidad cuando estaba prohibido para las féminas, Emilia Pardo Bazán, que defendió a capa y espada el derecho al acceso a la educación en igualdad de condiciones para mujeres y hombres, Carmen de Burgos de Seguí, Fundadora de la Cruzada de las mujeres españolas que defendían el derecho al voto femenino, o Clara Campoamor, que defendió con uñas y dientes la concesión del sufragio femenino, sin ningún tipo de limitaciones, en la Constitución de la Segunda República.
Las pobres si siguieran vivas, se hundirían en una tristeza infinita, no por los cenutrios de la discoteca; ni por la broma del guapetón Bertín, sino por escuchar en la caja tonta, como un eurodiputado polaco, dijo en una reunión de la Cámara, que ‘las mujeres somos más pequeñas, menos inteligentes y por eso tenemos que cobrar menos’.
En ese caso, lo tendríamos todos que mandar directamente a la neocueva de Altamira, y dejarle así expuesto cual estatua de cera, para que los visitantes puedan admirar al cavernícola peor desarrollado del mundo.
Eso sí, le dejaríamos puestos los calzones, no vaya a ser que encima se crea que sólo queremos mirarle sus otras miserias.