La CUP presentĆ³ el pasado abril en Terrassa una propuesta
de resoluciĆ³n en el pleno municipal de dicha poblaciĆ³n, consistente en la lucha
contra el ‘manspreading’, es decir, luchar con lo que ellos llaman ‘la
masculinidad hegemĆ³nica’ y en contra de que los hombres se sienten espatarrados
en los autobuses, con las piernas abiertas, ocupando centĆmetros de sitio que
no les corresponden.
Dicho partido se basa en su lucha continua contra la
‘microagresiĆ³n’ que dicho ‘espatarramiento’ pueda suponer a cualquier mujer que
se siente a su lado.
Yo que soy usarĆa casi diaria de los autobuses, ya que como
sabĆ©is, cual bicho rarĆsimo que soy, no tengo carnet de conducir, y que llevo
por tanto cientos y cientos de trayectos, me pregunto una cosa: ¿por quĆ© no me
han preguntado a mĆ por decir, alguien cerquita, quĆ© es lo que pienso de tal
medida?
Porque puestos a decir, les dirĆa que es verdad que los
hombres se sientan la mayorĆa con las piernas un poco abiertas. Pero yo me pregunto una cosa. ¿No serĆ” porque
si las cierran del todo, se apretujan segĆŗn quĆ© Ć³rganos, que para ellos son
vitales?
Es verdad que he visto algunos hombres, jĆ³venes sobre todo,
literalmente espatarrados, pero si te sientas a su lado, absolutamente todos
han modificado su postura para no incomodar.
En eso he tenido suerte y en mis cientos de trayectos de autobĆŗs, jamĆ”s
de los jamases me he sentido como la CUP dice, insultada con su ‘masculinidad
homogĆ©nea’.
Bastante tiene una con esperar en la parada, subirse, que
te arranque cuando no te ha dado tiempo a guardar la tarjeta ciudadana y
estando de pie, tener que guardar el equilibrio con las piernas separadas pues
si no te caes. Anda que si alguien me ve
y se fija en mi poca femenina postura, igual se chiva a los de la CUP y me
tachan de intentar ‘microagredir’ a los pobres usuarios masculinos. De ahora en adelante tendrĆ© mĆ”s cuidado y si
no mantengo el equilibro con las sacudidas y tirones me aguanto. Palabrita del niƱo JesĆŗs.
Pero tambiĆ©n tengo que confesar que yo he ido en autobĆŗs con
ademƔs del bolso, bolsas del supermercado, del mercado, con mi carrito de la
compra, con el paraguas, el chubasquero y mil artilugios que han hecho que
ademĆ”s de ocupar mi espacio, haya tenido que invadir centĆmetros que no me
correspondĆan.
Gente maleducada la hay en todos los autobuses. Desde los que ponen los pies en los asientos
de delante, ensuciƔndolos con las suelas de sus zapatos, a los que ocupan dos
asientos, pues se ponen a dormitar. Y
tambiƩn he visto muchas veces a mujeres y hombres que por tener un volumen
bastante elevado, no les queda mƔs remedio que sentarse con las piernas una
hacia oriente y otra hacia occidente.
Poniendo marquesinas en los autobuses se puede concienciar
a segĆŗn quĆ© personas, pero el problema radica en la educaciĆ³n que han recibido
desde pequeƱos en su casa. Si no les han
enseƱado a sentarse bien en los sofƔs de su casa, en la mesa a la hora de
comer, o en cualquier restaurante, ya pueden poner toda la publicidad del mundo
en las marquesinas, que el que es grosero y maleducado lo seguirĆ” haciendo.
La gran pena de todo es que la CUP y otros partidos, sĆ³lo
se preocupen de estos temas y no de los que realmente nos importa a los
ciudadanos de ‘a pie’ y no sĆ³lo a los de ‘a bus’.
P.D. Como soy una persona con un gran sentido de la justicia, tengo que reconocer que si los de la CUP se han basado en la foto que ilustra esta entrada, 'quizĆ”s, quizĆ”s, quizĆ”s', les tendrĆa que dar 'un poquito' la razĆ³n. (Al CĆ©sar lo que es del CĆ©sar).
P.D. Como soy una persona con un gran sentido de la justicia, tengo que reconocer que si los de la CUP se han basado en la foto que ilustra esta entrada, 'quizĆ”s, quizĆ”s, quizĆ”s', les tendrĆa que dar 'un poquito' la razĆ³n. (Al CĆ©sar lo que es del CĆ©sar).